Millicent Patrick: la Bella que creó a la Bestia
La historia de una pionera que vivió entre monstruos
Si sois admiradores del cine de monstruos producido por Universal en la décadas de los 30 a los 50, puede que estéis familiarizados con el nombre de Millicent Patrick y con su trabajo en este género. Si no es así, esta es la historia de la mujer que creó un monstruo, y la del monstruo que acabó con su carrera.
Millicent Patrick nació en Texas en 1915, bajo el nombre de Mildred Rossi, aunque su infancia transcurrió en California.
Su padre, Camille Charles Rossi, trabajó como ingeniero en la construcción del Castillo Hearst, por lo que Mildred creció rodeada por el glamour de la vida en el Castillo e influida por la presencia de Millicent Hearst (esposa de William Randolph Hearst), a la que admiraba tanto como para cambiarse el nombre en su honor años más tarde.
Los problemas de Camille con la arquitecta a cargo del proyecto del Castillo, Julia Morgan (la primera mujer autorizada como arquitecta en California), terminaron con el despido del padre de Mildred y el traslado de toda la familia a Glendale (California), donde Mildred acudiría al Instituto de Arte Chouniard, destacando rápidamente en las áreas de dibujo e ilustración.
En 1939 comienza a trabajar para Disney, en el departamento de entintado y coloreado (puestos habitualmente ocupados por mujeres) y en 1940 sería ascendida al departamento de animación, convirtiéndose en una de las primeras mujeres animadoras de la factoría Disney. Uno de sus trabajos más destacados en esta época fue el clásico Fantasía, donde se encargaría de la animación del monstruo Chernabog. En 1941, y tras haber participado en la animación de otros clásicos, como Dumbo, abandonaría Disney y comenzaría a cosechar trabajos como modelo y actriz (siempre pequeños papeles secundarios).
Mientras trabajaba en Disney, Mildred conoció a William Fitzpatrick, un hombre casado con el que terminaría casándose en 1945, adoptando así el nombre de Mildred Fitzpatrick (que después acortaría a Mildred Patrick). Su relación con un hombre casado supuso un alejamiento entre Mildred y su familia, que ya no aprobaba su forma de vida poco convencional para la época.
Tras divorciarse de William cambiaría su nombre por el de Millicent Patrick.
En 1952 Millicent comenzó a trabajar para Universal Studios en el departamento de maquillaje y efectos especiales, donde figura como la primera mujer en trabajar en este departamento (no sólo en Universal sino en la industria). Trabajó a las órdenes de Bud Westmore, por entonces jefe del departamento, y miembro de la legendaria familia Westmore.
Un pequeño inciso. George Westmore, peluquero y fabricante de pelucas, emigró desde Inglaterra a California, donde gracias a sus habilidades comenzó a trabajar como peluquero y maquillador para los grandes estudios. Sus seis hijos (entre los que se incluía Bud), se dedicaron también a la industria cinematográfica en las áreas de maquillaje y efectos especiales, en una época en la que el género de monstruos y de terror estaba en pleno auge. Fueron tan prominentes en su trabajo que pronto su nombre se convirtió en leyenda en la industria, y se dice que en un determinado momento había un Westmore a la cabeza del departamento de efectos especiales de todas las grandes productoras cinematográficas.
Bajo la supervisión de Bud, Millicent trabajó en varios proyectos de la Universal y, en 1953, diseñó a la criatura Gill-man para la legendaria película La Criatura de la Laguna Negra. Fue el único de los monstruos de la Universal diseñado por una mujer. Y, hasta la fecha, ha sido el único monstruo diseñado íntegramente por una mujer en la historia del cine.
La película gozó de una popularidad inesperada. Por primera vez, los aficionados al género se ponían de parte del monstruo y no de los personajes humanos (y este sentimiento empujaría, años más tarde, a Guillermo del Toro a crear su versión de esta criatura en La Forma del Agua y a darle el final romántico que la gente demandaba tras el estreno de La Criatura de la Laguna Negra en 1954).
Como era habitual, se realizó una gira de promoción de la película, y Universal decidió enviar a esa gira a Millicent Patrick, como diseñadora de la criatura, ya que su belleza y habilidades sociales resultaban de gran utilidad para la promoción de la cinta. Llamaron a la gira “La Mujer que creó al monstruo”.
En cuanto Westmore se enteró, celoso por la popularidad de Millicent y preocupado por perder el mérito de la creación de Gill-man (Westmore supervisaba el proyecto, pero no se ocupó de los diseños, los testimonios de los otros miembros del equipo son coherentes atribuyéndole a Millicent la autoría del diseño de la criatura), exigió que se cambiara el nombre de la gira a “La mujer que vivió con el monstruo”, haciendo que, de cara al público, Millicent pasase de haber creado al monstruo a ser una especie de niñera del mismo. Además, exigió que en ninguna de las entrevistas de la gira Millicent figurara como diseñadora ni que se atribuyera la autoría.
Sin embargo, la capacidad de Millicent para poder hablar de aspectos del diseño como sólo la diseñadora podría, ponía de manifiesto que no era Westmore quien había realizado ese trabajo y, al finalizar la gira, Millicent fue despedida de la Universal y nunca volvería a trabajar en maquillaje y efectos especiales. Su etapa de diseñadora había terminado por los celos de Bud Westmore.
Millicent Patrick nunca figuró en los créditos de la película, donde Westmore aparecía como diseñador, y su nombre y obra quedaron enterrados durante décadas.
A lo largo de los años se han ido publicando artículos que reivindicaban el trabajo de Millicent en el campo de los efectos especiales, y existen imágenes de la diseñadora trabajando en los bocetos y la ejecución del traje de Gill-man. En 2019, Mallory O’Meara publicó su libro The Lady from the Black Lagoon: Hollywood Monsters and the Lost Legacy of Millicent Patrick, una exhaustiva investigación (detonada precisamente por esas fotografías de Millicent en las que ni siquiera aparecía acreditada) sobre la vida y obra de Millicent Patrick, en la que destapa las artimañas de Westmore para enterrar su trabajo en la industria.
Millicent Patrick continuó trabajando como actriz, en pequeños papeles, durante años. Se casó tres veces, no tuvo hijos y vivió siempre rodeada de amigos (y rechazada por su familia). Fue pionera en la animación, en el maquillaje y en los efectos especiales, y nunca reivindicó la autoría que le correspondía por su trabajo. Falleció en 1998 y no ha sido hasta el libro de Mallory O’ Meara, en 2019, cuando el mundo ha sido consciente de su increíble trabajo. Si tenéis ocasión no dudéis en leer el libro, merece muchísimo la pena indagar en la fascinante historia de esta mujer que vivió una vida inolvidable entre monstruos.