Wes Anderson: historia y trayectoria de un autor singular
Un viaje por la carrera y filmografía de Wes Anderson, el director que hizo del cine indie un refugio de simetría, nostalgia y personajes inolvidables.
Nostalgia, melancolía, simetría y colores pastel. Bastan escasos minutos dentro de cualquiera de las obras de Wes Anderson para detectar estos elementos, que convierten al director en uno de los más reconocibles del panorama actual. Con motivo del estreno de su última película, The Phoenician Scheme, a finales de este mes, repasamos su trayectoria (hoy) y analizaremos las claves de su cine (la semana que viene).
Con 11 películas (12 si contamos la que está a punto de estrenarse) y numerosos cortometrajes a sus espaldas, Wes Anderson desata a su paso reacciones muy polarizadas: pocos espectadores son indiferentes a su obra, acumula legiones de seguidores y de detractores por igual. Lo que es innegable es que se trata de uno de los directores en activo más relevantes, y merece la pena estar al corriente de su proyectos.
Wesley Wales Anderson nació el 1 de Mayo de 1969 en Houston, Texas, donde creció junto a sus dos hermanos. Desde muy joven mostró un creciente interés por el mundo del cine y el teatro, y grababa películas en Super 8 en las que involucraba a sus amigos y hermanos. La nostalgia por este periodo de su vida se verá reflejada constantemente en su obra, en la que vemos una frecuente romantización de los universos infantiles.
Anderson estudió Filosofía en la Universidad de Texas, en Austin, y es ahí donde conoció al que sería uno de los grandes pilares de su carrera: Owen Wilson. Allí forjaron una amistad que dura hasta la fecha, y una de las colaboraciones cinematográficas más largas del panorama actual, ya que Wilson ha formado parte de casi todos los proyectos del director.
Ambos co-escribieron y filmaron el cortometraje Bottle Rocket, que lograrían presentar en el Festival de Sundance de 1993, donde conocerían al legendario director y productor James L. Brooks (al que todos conoceréis por Los Simpson) que les proporcionó los fondos para convertir la obra en un largometraje. Con un guión firmado por ambos, dirigida por Anderson y protagonizada por Owen y Luke Wilson (también colaborador habitual del director), sería la primera película para todos ellos, y el inicio de una trayectoria llena de éxitos.
Tras Bottle Rocket llegaría Rushmore, con la que iniciaría otra de sus colaboraciones más prolíficas, ya que la cinta está protagonizada por Bill Murray, que ha aparecido en casi todos los proyectos del director hasta la fecha. Jason Swartzman, con el que también repetiría en numerosas ocasiones (empezamos a ver uno de sus rasgos de autoría: rodearse de un equipo estable). Rushmore relata la amistad entre un adolescente y un hombre mucho mayor que él, y ya presenta los rasgos principales que el director irá depurando a lo largo de su filmografía (y que analizaremos la semana que viene): simetría en la composición de planos, una paleta de colores muy específica (con predominancia de los tonos pastel), personajes melancólicos, outsiders (pero muy distintos a los que veríamos, por ejemplo, en una obra de Tim Burton) y un componente nostálgico.
En 2001 llegaría su primer gran éxito, con The Royal Tenenbaums, donde comienza a depurar sus rasgos de identidad como cineasta, con un reparto plagado de estrellas, entre los que se encuentran sus habituales Bill Murray, Owen y Luke Wilson y caras nuevas en su filmografía como Gene Hackman, Ben Stiller, Gwyneth Paltrow o Anjelica Houston (que repetiría en sus siguientes proyectos). El guión, que narra la desdichada vida de una deprimida familia de genios les valió a Anderson y a Owen Wilson su primera nominación al Oscar a Mejor Guión Original, y se convirtió en obra de referencia para toda una generación de cinéfilos.
Su siguiente trabajo, The Life Aquatic With Steve Zissou, es un homenaje a Jacques Cousteau. Co-escrita junto a Noah Baumbach y protagonizada por sus habituales (Bill Murray, Angelica Houston, Owen Wilson) y algunas nuevas incorporaciones (como Willem Dafoe) no obtuvo el respaldo que esperaba en su estreno. Sin embargo, en ella perfila sus claves estéticas y empieza a introducir elementos de animación analógica. Merece además una mención la banda sonora, que incluye versiones en portugués de los grandes éxitos de David Bowie. La cinta ha sido reivindicada con los años y se ha acabado convirtiendo en película de culto en algunas esferas.
Tras The Life Aquatic llegaría Viaje a Darjeeling, en la que Jason Swartzman, Adrien Brody (que también se convertirá en un habitual en sus próximos proyectos) y Owen Wilson interpretan a tres hermanos que viajan en tren a la India para reconciliarse entre ellos y con la memoria de su padre. La cinta se estrenó acompañada del cortometraje Hotel Chevalier, en el que Jason Swartzman interpretaba el mismo papel que en la película, acompañado por Natalie Portman.
Su siguiente proyecto, Fantastic Mr Fox es una adaptación de la obra de Roald Dahl y supone su primer largometraje de animación en stop-motion, en el que controla minuciosamente cada elemento estético. La cinta fue un éxito de crítica y le valió la nominación al Oscar a Mejor Película de Animación.
Lo siguiente sería Moonrise Kingdom, la obra que para muchos lo consolidó como cineasta, en la que alcanza esa excelencia estética que lo caracteriza y homenajea esa faceta de nostalgia infantil que mencionábamos al principio. Sin duda, una de sus obras más icónicas, reverenciadas y homenajeadas en la cultura pop.
Pero es la siguiente la que, para la mayoría (entre los que me incluyo) es su mejor película: El Gran Hotel Budapest. Protagonizada por Ralph Finnes, acompañado por un amplísimo reparto que incluía a los habituales de Anderson y muchas caras nuevas, la película está ambientada en un hotel ficticio en la Europa de entreguerras. La cinta fue un éxito de público y crítica, y obtuvo 9 nominaciones a los Oscar, que incluían Mejor Película, Mejor Director o Mejor Guión original. Finalmente se llevó cuatro estatuillas (el máximo conseguido hasta ahora por una película del cineasta): Mejor Banda Sonora, Mejor Maquillaje y Peluquería, Mejor Diseño de Producción y Mejor Diseño de Vestuario.
Tras el éxito de El Gran Hotel Budapest, Anderson volvió a la animación stop-motion con Isla de Perros, que obtuvo una gran acogida, como ya ocurrió con Fantastic Mr Fox. Más tibia fue la respuesta que obtuvo su particular homenaje a la revista The New Yorker con The French Dispatch, una historia coral, ambientada en la redacción de una revista en Francia, con una estructura dividida en capítulos con la que se le acusó de poner la forma por delante del fondo (un argumento muy habitual entre los detractores del cineasta).
En 2023 estrenó su último largometraje hasta la fecha (pendiente del estreno de The Phoenician Scheme), Asteroid City, una delicia que homenajea al mismo tiempo el teatro americano, el western y el cine de ciencia-ficción, todo ello rodeado de sus habituales y de varias caras nuevas. Los proyectos de Anderson cuentan, a día de hoy, con repartos extensísimos y auténticamente estelares, ya que todo Hollywood parece querer unirse al exclusivo club de amigos del director.
El mismo año el director estrenó en Netflix The Wonderful Story of Henry Sugar, una antología de cortos que abarca cuatro historias, protagonizadas por Benedict Cumberbatch y Ralph Finnes entre otros, y que adapta varios relatos de Roald Dahl, demostrando una vez más su amor por el escritor y por el formato breve.
A la espera de ver su última obra, podemos afirmar que Wes Anderson es uno de los cineastas más originales de su generación. A lo largo de los años se ha mantenido fiel a un estilo que ha ido puliendo cada vez más (y que analizaremos la semana que viene), desmarcándose de una cartelera dominada por las franquicias y los blockbusters. Sus películas funcionan como perfectas maquinarias en las que la belleza y la melancolía son las protagonistas, creando todo un universo a la medida del director y de su singular troupe. Una verdadera delicia.