Diseñadores de alta costura que cambiaron la historia del cine
De Barbarella a Cisne Negro: cómo la moda y el cine se fusionaron para crear looks inolvidables.
Hace unos meses analizábamos el maravilloso vestuario de Belle de Jour, de Luis Buñuel, y cómo los diseños que Yves Saint Laurent desarrolló para Catherine Deneuve contribuyeron a comunicar la evolución del personaje a lo largo de la cinta.
Si bien el caso de Belle de Jour me gusta especialmente, no es la única película que ha contado con diseñadores de las grandes casas de moda para vestir a sus actores. Hoy vamos a ver cinco ejemplos en los que grandes diseñadores vistieron a personajes legendarios de la gran pantalla. Cine y moda en estado puro.
Barbarella
Si hay una película que representa la estética Space Age y el estilo pop de los 60 es Barbarella, y como no podía ser de otro modo, debía vestirla el diseñador que había logrado convertir plástico y metal en tejidos válidos (y deseables) en la alta costura: Paco Rabanne.
El vestuario retrofuturista diseñado por Rabanne aúna todas las tendencias más vanguardistas de los 60, como siluetas mini, diseños que ensalzan la figura femenina, tejidos elásticos y transparencias. Todo ello con materiales que encajan a la perfección con la odisea espacial de Barbarella.
Si bien en su estreno se consideró que el vestuario únicamente servía al propósito de hipersexualizar el personaje de Jane Fonda, con el tiempo los diseños de Rabanne han logrado reivindicar su espacio en la historia del cine, como uno de los primeros ejemplos que fusionaría con éxito diseño de vestuario y alta costura, todo ello a ritmo de psicodelia espacial.






El Quinto Elemento
En términos de vestuario, El Quinto Elemento es a los 90 lo que Barbarella es a los 60: una odisea retrofuturista que dio la oportunidad de jugar con diseños imposibles y materiales inesperados.
Jean Paul Gaultier fue en este caso el encargado del vestuario, y realizaría alrededor de 1000 diseños para la película.
Gaultier heredaría de Rabanne el uso de materiales como plástico, vinilo y metal en sus diseños, y los elevaría a nuevas cotas con piezas como los uniformes de McDonalds, las azafatas, el look de leopardo que luce Chris Tucker o los psicodélicos petos de Milla Jovovich. Pero por encima de todos destaca el ya famosísimo traje blanco de Leelo ( el personaje de Jovovich) que parece estar hecho de vendajes, y que se ha convertido un auténtico icono.
El vestuario de El Quinto Elemento ha influido en numerosas ocasiones los diseños de casas como Balmain, Mugler, o Rick Owens, una nueva prueba de que cine y alta costura se retroalimentan en muchas ocasiones.






Desayuno con Diamantes
El vestuario de Desayuno con Diamantes es, sin lugar a dudas, uno de los más recordados e influyentes de la historia del cine, y estuvo a cargo, como no puede ser de otro modo, de Hubert de Givenchy, que llevó al siguiente nivel el Little Black Dress, convirtiéndolo en icono.
El diseñador francés utilizaría la cinta de Blake Edwards y la silueta de Audrey Hepburn para redefinir los estándares de elegancia por los que se regiría la moda en las décadas siguientes, y es que esa imagen de Holly Golightly vestida de etiqueta y comiendo un croissant con guantes de ópera y collar de perlas frente al escaparate de Tiffany’s está grabada a fuego en nuestras retinas como símbolo de la belleza.






El Año Pasado en Marienbad
Para este clásico de la Nouvelle Vague, Alain Resnais contó con Coco Chanel para diseñar el vestuario de Delphine Seyrig, que protagonizaba la cinta, y que hoy se puede visitar en el museo Victoria & Albert de Londres.
El Año Pasado en Marienbad, que ganó el León de Oro en el Festival de Venecia, se ha convertido en un clásico de culto por lo complejo de su estructura narrativa y por el ambiente onírico y simbólico que la inunda. Sin embargo, el trabajo de Chanel para vestir a Seyrig es mucho más terrenal. Los vestidos que diseñó, si bien aspiracionales para la mayoría, pretendían ser vestidos para el día a día de una mujer de la posición de la protagonista. Eso los convirtió precisamente en un icono, ya que han sido versionados y reinterpretados en nuevas colecciones de Chanel, e imitados por docenas de firmas que pretendían acercar ese glamour parisino a las calles.






Cisne Negro
El diseño de vestuario de Cisne Negro no estuvo exento de polémica. Para su thriller psicológico sobre el mundo del ballet, Darren Aronofsky encargó en vestuario a Amy Wescott (que figura como responsable del mismo a todos los efectos). Sin embargo, para los trajes de bailarina de Natalie Portman y el resto de la compañía, Aronofsky encargó los diseños a Rodarte, el duo de diseñadoras compuesto por Kate y Laura Mulleavy, y que construyeron más de 40 piezas para la cinta. ¿Cuál fue el problema? Los diseños más icónicos de la película son sin duda los vestidos de Rodarte, sin embargo el reconocimiento al diseño de vestuario de la misma (premios incluidos) fue siempre asociado a la encargada oficial del mismo (que al fin y al cabo se ocupó del resto de diseños de la cinta), Amy Wescott.
Polémicas aparte, hay que reconocer que los diseños de Rodarte contribuyeron a reforzar la atmósfera de la cinta como sólo un gran vestuario lo hace. Los diseños etéreos del cisne blanco contrastan con los looks agresivos del cisne negro, que combinan la estética del ballet con detalles del gótico y del punk, y que acentúan ese cambio de personalidad de Nina cuando interpreta ese papel.
Natalie Portman se llevó el Oscar y Rodarte pasó a la historia del cine. Polémica o no, salieron ganando.






El diseño de vestuario siempre contribuye a definir personajes y a contar una historia, pero cuando se involucra a auténticos artistas de otros campos puede hacer mucho más. Estos cinco ejemplos son una nueva prueba de cómo cine y alta costura son dos artes que se retroalimentan, y de cómo su unión trasciende barreras, creando auténticos iconos culturales que permanecen, durante décadas, en el imaginario popular.