Como ya anticipábamos en la primera parte de esta Guía, el Expresionismo Alemán nace en un contexto político incierto, económicamente convulso, socialmente problemático y culturalmente excepcional, rico, variado, y lleno de contradicciones, que de un modo u otro tendrían su proyección en las obras que conformaron esta vanguardia cinematográfica.
Como sucede con cualquier otra vanguardia artística, las obras que se incluyen en este movimiento se ajustan, en mayor o menor medida, a una serie de claves comunes, estéticas y temáticas, que le dan coherencia y permiten que estas obras sean muy reconocibles. Lo que os presento aquí es un resumen muy ajustado de las mismas, pero si os parece interesante podéis recurrir a la bibliografía que os citaba el pasado jueves y allí aprenderéis mucho más.
Claves temáticas
El sentimiento de dualidad de la población alemana (del que hablábamos en la primera parte) derivado del contexto histórico-social de la época se traducirá en ciertos rasgos argumentales que serán los más recurrentes y característicos del cine expresionista: el tema del doble diabólico como desencadenante del terror y la tragedia, la dualidad de los personajes generalmente divididos entre el bien y el mal, la figura de autoridad siniestra y con un alto componente de demencia y maldad, y la imposibilidad de un final esperanzador para los protagonistas.
Tiene sentido, por tanto, que este movimiento diera a luz a una de las figuras que después seguirían haciendo aparición a lo largo de la historia del cine y hasta nuestros días: el Doppelgänger.
El Doppelgänger, o doble diabólico, se introduce en la película El Estudiante de Praga, de Paul Wegener (una libre adaptación de Fausto). Esta película introduce el mito del doble que sale del espejo para usurpar la identidad del individuo y robarle su vida (que además vive mejor que él). Esta figura estaba completamente en consonancia con ese espíritu de dualidad del que hablábamos, y de un modo u otro seguirá haciendo apariciones más o menos evidentes en otras obras de este movimiento. En El Gabinete del Doctor Caligari, por ejemplo, el diabólico feriante y el director del manicomio (que se presenta como una figura positiva, que quiere curar al protagonista de su delirio) son la misma persona.
Claves estéticas
El principal rasgo definitorio del expresionismo alemán no radica, sin embargo, en los temas o tópicos que aborda, sino en la dimensión estética, heredada de la pintura expresionista y de las artes escénicas, y que lo convierte en un movimiento único. Estos rasgos estéticos pueden resumirse en lo siguiente:
Decorados. Siendo el cine un arte aún tan reciente en esta época, era inevitable que el diseño de los decorados se viera intensamente influenciado por el teatro (era habitual que se contara con artistas con experiencia como escenógrafos para el desarrollo de los mismos). En el caso del cine expresionista, estos decorados se convierten casi en un personaje más al servicio de la narración, presentando como rasgo principal las formas imposibles, oblicuas y angulosas, acentuadas además por fuertes contrastes lumínicos, que contribuyen a crear la atmósfera opresiva que caracteriza este tipo de cine.
Sombras. Hay que destacar, a nivel estético, la importancia de las sombras, que funcionan, a nivel simbólico, como imagen del Destino, normalmente oscuro, que se cierne sobre los personajes. Estos contrastes de luz y sombra son muy típicos del Expresionismo. A través de la iluminación se pretendía dar a las películas cierto tinte sobrenatural. Este manejo de la luz se convirtió en la especialidad de los estudios alemanes.
Escaleras. Otro importante recurso estético del Expresionismo son las escaleras, que habitualmente se utilizan para separar espacios no sólo a nivel físico, sino simbólico, estableciendo así relaciones de superioridad/inferioridad moral entre personajes o situaciones.
Interpretación. Los actores expresan mediante movimientos recargados, intensos, que están por encima de la realidad. Se creía que debían reflejar el alma del personaje, su interior, a través de la gestualidad. De este modo, los actores adoptan en sus interpretaciones rasgos antinaturales, como cierta postura oblicua, encorvada, que los convierte casi en un elemento más del decorado (que presentaba las mismas características), o las risas exageradas, que se transforman en muecas casi infernales, reflejando la oscuridad del alma de algunos personajes.
La mayor parte del cine expresionista se ocupa de adaptar historias fantásticas y de terror, heredadas o bien de la literatura, o del folclore centroeuropeo. Si a esto le sumamos la influencia de la pintura expresionista, se obtiene una serie de obras cinematográficas que conjugan, a través de todos sus elementos, la melancolía, al añorar un pasado mejor; la profunda angustia ante el incierto futuro; el terror, la desesperanza; pero también el deseo de evasión a lugares fantásticos, tan misteriosos como la promesa del futuro alemán, y donde la magia (blanca o negra) está al alcance de la mano.